viernes, 14 de septiembre de 2007

La gracia de dialogar...



... el diálogo desata los nudos,
disipa las suspicacias,
abre las puertas,
soluciona los conflictos,
engrandece la persona,
es vínculo de unidad
y madre de la fraternidad ...


Señor, haznos comprender, que el diálogo no es una discusión ni un debate de ideas, sino una búsqueda de la verdad entre dos o más personas. Haznos comprender que mutuamente nos necesitamos y nos complementamos, porque tenemos para dar y necesitamos recibir, ya que no puedo ver lo que los otros no ven, y ellos pueden ver lo que yo no veo.
Señor, cuando aparezca la tensión, dame la humildad, para no querer imponer mi verdad atacando la verdad del hermano; de saber callar en el momento oportuno; de saber esperar a que el otro acabe de expresar por completo su verdad.
Dame la sabiduría para comprender que ningún ser humano es capaz de captar enteramente la verdad toda, y que no existe error o desatino que no tengo alguna parte de verdad.
Dame la sensatez para reconocer que tambíen yo puedo estar equivocado en algún aspecto de la verdad, y para dejarme enriquecer con la verdad del otro. Dame, en fin, la generosidad para pensar que tambien el otro busca honestamente la verdad, y para mirar sin prejuicios y con benevolencia las opiniones ajenas.


Señor, danos la gracia de dialogar.



Extracto del libro "Encuentro", del Padre Ignacio Larrañaga.